Ansiedad, lo único que quisiera es que me dejes de seguir, de perseguir, de molestar, de fastidiar, de ser mi sombra en cada un momento en cualquier instante, en cada esquina, en cada suspiro. Por favor —te lo suplico—, dame un rato descanso, de repaso de buenas intenciones, y aleja de ni aquellos malos pensamientos con los que me envuelves con ceniza que no le deja de hablar a cada resquicio de mi paciencia y mi esperanza. Te lo ruego de buen corazón, desaparece, aléjate de mí por favor: —por favor déjame respirar una vez más aire fresco sin preocupaciones de un posible mañana o de las tragedias del futuro de aquella enfermedad que no sé si realmente tengo porque tengo mil culpas de todo aquello que hice mal un momento que no recuerdo o que avergüenza recordar. Deja de abrazar mi pecho como si quisieras reconfortarme cuando en realidad quisieras enfadarme, preocuparme en demasía con la atención que de por sí ya tengo en vistas al pasado. Ya que tu sabes que yo sé que no puedo e...