Reflexiones 2023: agradecimiento

Este año fácilmente pudo haberse convertido en uno de los peores cuatro de mi vida junto al año negro (1995), el año gris (2003) y el año azul y carmesí (2016/2017). Fui rechazado tres veces por dos personas que pensé que tenían un interés romántico en mí, le dejé de hablar a varias personas importantes, varios amigos me dejaron o se apartaron de mí por razones que considero justas; además de que la nube que coronó la tormenta de pérdidas se asomó bajo la muerte de mi mejor amigo: el gran ingeniero Chava. Así pues, la soledad se convirtió en la emoción constante de nueva cuenta, la sombra que deambula a mi lado, la amante de esa noche, de esa cama vacía: y junto a la soledad durmió el des-amor, el hueco intenso sentimiento en conclusión realista de que tengo muchos defectos, y que nunca seré amado porque soy feo, porque no soy lo suficientemente estable, porque no me lo merezco. Y creo que es fácil, muy sencillo, como caer en el romance en una botella, echarse la culpa, llor...